Muchas frases podrían definir el rol que la sociedad hegemónica autodenominada occidental le ha asignado a Palestina: el de la víctima culpada de sus desgracias. Entre esos fragmentos discursivos hay uno que sobresale. Lo dijo Golda Meier, siendo ministra de Relaciones Exteriores: “Nunca les perdonaré a los palestinos por lo que obligan a nuestros muchachos a hacerles”. Allí tenemos la esencia misma del drama de un pueblo sometido a exterminio que es presentado ante el resto del mundo como el causante de su propia tragedia. Meier –una fanática sionista que…
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