Palestinos luchan contra el cierre de una carretera

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Desde hace cinco años, los aldeanos de Kafr Qaddum han protestado cada semana, exigiendo el acceso a la carretera principal que conduce a la ciudad de Nablus y a otras ciudades cercanas. Israel cerró la carretera en el año 2003.

Desde hace cinco años, los aldeanos han protestado cada semana, exigiendo el acceso a la carretera principal que conduce a la ciudad de Nablus y a otras ciudades cercanas.

El ejército israelí cerró ese camino en el año 2003 durante el apogeo de la segunda intifada, con el pretexto de brindar seguridad a los aproximadamente 4.000 colonos que viven en las inmediaciones del asentamiento de Kedumim.

Kedumim, al igual que todos los asentamientos en Cisjordania, es ilegal en virtud del derecho internacional, que prohíbe a una potencia como Israel transferir a su población civil al territorio que ocupa.

El cierre fuerza a los residentes transitar largos trayectos, lo que una vez era un corto viaje de menos de cuatro millas a Nablus se ha triplicado en longitud. Esto significa que pierden tanto tiempo como dinero.

Aldeanos han fallecido, ya que las fuerzas israelíes no han dejado que las ambulancias utilicen la carretera principal.

Además de cerrar la carretera, Israel ha confiscado más del 10 por ciento de las tierras de Kafr Qaddum para el beneficio de sus asentamientos.

Más de la mitad de las tierras del pueblo están situadas en un área designada como bajo control total israelí. Los residentes deben obtener el permiso de Israel para tener acceso a sus tierras de cultivo, lo que les impide cuidar de sus huertos, las aceitunas son el principal cultivo del pueblo, y sólo tienen unos pocos días de cosecha cada año.

Esto es devastador para un pueblo de agricultores.

Los viernes, los aldeanos salen de la mezquita después de la oración del mediodía y marchan hacia el checkpoint (puesto de control), coreando consignas, lanzando piedras y quemando neumáticos.

Allí se enfrentan a soldados israelíes, respaldados por tanques y bulldozers militarizados.

Más de 80 manifestantes han resultado heridos por el fuego directo, de acuerdo con Murad Shtaiwi, líder del Comité de Resistencia Popular de Kafr Qaddum.

Wael Abdallah, de 16 años, fue herido de bala en el muslo por soldados a principios de junio. El día anterior, dos hermanos, de edades comprendidas entre los 19 y 20, también fueron heridos por balas en una protesta especial en conmemoración de la Naksa, la conquista militar israelí de Cisjordania y la Franja de Gaza en el año 1967, indicó Shtaiwi.

Asimismo, el ejército dispara balas de un núcleo de metal y recubiertas con caucho o plástico, así como botes de gases lacrimógenos.

Shtaiwi añadió que los soldados “están empezando a lanzar nuevos tipos de gases lacrimógenos, mucho más fuerte y más potente, directamente hacia los manifestantes y a las casas”.

También entre el arsenal utilizado por el ejército israelí contra los manifestantes está el “agua sucia”, apodada “Skunk” (nombre que recibe en inglés la mofeta), el olor que tiene, fue descrito por The Economist como “una mezcla de aguas residuales sin tratar con comida podrida y un cadáver de vaca”. El líquido maloliente se lanza desde cañones de agua montadas en camiones durante las manifestaciones.

Una persona golpeada con Skunk debe ducharse y lavar su ropa varias veces para deshacerse del hedor. A veces, el líquido se pulveriza en casas y patios, donde el olor persiste durante mucho tiempo.

“Defendemos nuestro derecho a utilizar pacíficamente la misma carretera de nuestros abuelos. Israel nos robó ese derecho y se lo dio a los colonos. Esta carretera estaba aquí antes de que existiera Israel y es nuestra única conexión con las principales ciudades”, explicó un profesor que participó en una reciente manifestación.

“Por esa razón, nunca nos rendiremos.”

Fuente: Palestina Libre